Por otros caminos
La Federación de Estudiantes Universitarios de Chile tiene una nueva presidenta, con un perfil muy distinto al de Camila Vallejo.
Melissa Sepúlveda tiene 23 años y cursa 4° año de Medicina. Desde hace una semana es la presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios de Chile (Fech), cargo desde el cual se hizo muy conocida la dirigente comunista Camila Vallejo en 2010 y 2011. A diferencia de su antecesora, Sepúlveda se niega a adherir a un partido y apuesta al fortalecimiento de la sociedad civil para lograr los cambios que en su opinión necesita Chile.
Reunirse con ella este fin de semana en Santiago fue complicado. Aunque no participaba en la contienda partidaria, y no fue a votar, no era ajena al clima electoral. La entrevista prevista el domingo por la tarde, en un edificio del barrio residencial Recoleta, se pospuso porque se sumó a la ocupación del comando de campaña de la coalición Nueva Mayoría, emprendida por estudiantes de secundaria. Finalmente, el encuentro se concretó en las afueras del edificio que indicó su encargada de prensa. Recibió a la diaria un portero que la llamó para que bajara desde el piso 13. Eran las 18.00, hora en la que cerraban las urnas.
-¿Cuál fue tu recorrido antes de llegar a liderar la Fech?
-Siempre estuve relacionada al movimiento estudiantil, desde que llegué a la Universidad. Participé siempre en mi asamblea y después integré varios centros de estudiantes, fui presidenta del Consejo de Estudiantes de la Salud, que representa a todas las carreras de la salud de la Universidad de Chile. He tenido una trayectoria política en la universidad y una validación por parte de los estudiantes de mi facultad, que hicieron que fuera una buena candidata para la Fech.
-¿Con qué propuestas te presentaste?
-Fui electa candidata de la coordinadora Luchar, que reúne a varias organizaciones de izquierda. Lo principal es darle un giro a la conducción de la Federación frente al problema estudiantil que hay en Chile. Esto no está cerrado, porque no se ha dado respuesta a las demandas. Lo que nosotros proponemos es que el movimiento estudiantil logre articularse con el resto de los sectores sociales: organizaciones de trabajadores, de pobladores, el mundo feminista, organizaciones ambientalistas, con todas las organizaciones que han venido a manifestarse en contra del modelo económico chileno que privatiza y precariza todas las áreas de la vida.
-Algunos medios dicen que te definís como anarquista. ¿Es el caso?
-Más que en una definición ideológica, la cercanía es justamente con los principios libertarios: entender la democracia directa, la necesidad de que todos y todas participemos en igualdad de condiciones y seamos capaces de tener incidencia en las decisiones políticas, desde un ejercicio de participación de base. Creo que eso es lo más importante para rescatar del anarquismo y de lo libertario, y en eso me identifico.
-¿Te sentís cercana a alguno de los candidatos que se postularon para la presidencia de Chile? ¿Votaste?
-No, no voté y fue algo muy controvertido acá, haber declarado que no iba a votar. Para mí una candidatura presidencial o parlamentaria tiene que estar situada bajo una estrategia. Uno tiene que buscar y ver cuáles son las posibilidades de, a través de esa candidatura, incidir realmente y poder avanzar en las transformaciones que necesita Chile. Hoy tenemos un cierre institucional debido a la Constitución del 80, de la dictadura, que impide que las transformaciones se puedan hacer desde los espacios institucionales de representación. Eso se ha visto. Y si no, no se explicaría por qué no hubo una transformación en la educación, aunque desde 2006 estamos haciendo tremendas manifestaciones.
-Si el problema es la Constitución, ¿por qué no fuiste a marcar tu voto en reclamo de una Asamblea Constituyente?
-Creo que son saludables todas las iniciativas que buscan mostrar este diagnóstico general, que coincide en la necesidad de una transformación radical de Chile.
-¿Entonces por qué no fuiste?
-Porque creo que, como mencionaba antes, si uno va a votar es porque ve en eso una posibilidad de transformación, y hoy no existe esa posibilidad. El camino pasa por el fortalecimiento del movimiento social y presionar para que se generen esas transformaciones.
-¿Por eso los estudiantes de secundaria ocuparon el comando de campaña de Michelle Bachelet?
-Nos enteramos de que la ACES [Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios] había tomado el comando y creímos importante manifestar que los estudiantes secundarios no están solos y que independientemente de quién salga presidente, el movimiento estudiantil tiene que seguir fortaleciéndose.
-Bachelet se comprometió a mejorar la educación y modificar la Constitución. ¿No le creés?
-Yo no podría juzgar ni las intenciones ni la voluntad que tiene Bachelet respecto de todo lo que ha mencionado. Sí nos cuesta creer que un conglomerado político que gobernó Chile por mucho tiempo después de la dictadura, que fue el encargado de consolidar el modelo neoliberal chileno, que precarizó y privatizó la salud, la educación, que fortaleció el sector privado y que traspasó recursos fiscales mediante mecanismos legales hacia estos privados, vaya a ser el encargado de transformar esta situación y generar cambios favorables al pueblo chileno.
-Sin embargo, Bachelet dice que quiere apoyarse en los movimientos sociales, que la situación histórica es distinta a la de su primer gobierno. Si el movimiento social se pone en contra de un gobierno que le tiende la mano, ¿no corre el riesgo de que su actitud sea contraproducente?
-Aquí no hay ningún cierre a priori. No se trata de oponerse a nada. Lo único que deseamos es avanzar con las demandas del movimiento social, pero que sean demandas reales. En el programa de Michelle Bachelet se toma la consigna de educación gratuita, pública, de calidad, de poner fin al lucro. Pero primero hay muchas ambigüedades respecto a cómo se va a realizar, y segundo, respecto a la gratuidad, se ve que no hay una voluntad real de transformación, y lo que se propone hoy es mantener la misma lógica de retorno individual. Propone generar un impuesto a los profesionales y esa medida no va a disminuir la desigualdad, va a sacar la plata para la educación de los bolsillos de las familias que están endeudadas. Hoy la riqueza se concentra en un grupo minoritario, empresarial, que tiene muchísimos mecanismos de evasión de impuestos. Chile es uno de los países en los que hay más inversión extranjera y es porque no hay mecanismos de control a la evasión. Entonces, una medida que realmente ataque la desigualdad en Chile, que está en el origen del problema de la educación, es hacer una reforma tributaria que ataque esa evasión y disminuya las ganancias empresariales.
-Algunos dirán que ese tipo de medidas podrían hacer que se vayan los potenciales financiadores de la educación gratuita, porque si suben los impuestos, va a haber menos inversiones.
-Inversión en Chile hay y tienen que pagar los que se están llevando todo para sus bolsillos pero no contribuyen al desarrollo del país. Si bien Chile tiene uno de los mejores indicadores en cuanto a productividad o aumento de la producción, eso no se ve reflejado en las condiciones de vida de la población. Tenemos consultorios y hospitales que no dan abasto, una educación que es malísima, con un acceso muy limitado, segregado y reservado a una elite o un porcentaje minoritario.
-En Chile, siete de cada diez estudiantes son de la primera generación de su familia en llegar a la Universidad, ¿no?
-Efectivamente ha habido un aumento de la cobertura, pero ese aumento ha estado a cargo de instituciones privadas, principalmente instituciones de baja calidad y que no tienen ningún mecanismo de regulación.
-¿Cómo ves a Camila Vallejo y los demás líderes estudiantiles que ingresaron a Nueva Mayoría de Bachelet?
-Hay una acusación bien lapidaria en Chile; algunos estudiantes los acusan de traición al movimiento estudiantil. Yo creo que no, que están siendo consecuentes con una apuesta que tiene el Partido Comunista de integrar esta Nueva Mayoría, porque ésa ha sido su postura siempre: intentar cambiar el Parlamento desde adentro y parlamentarizar los conflictos. Creen que ahí es donde se tiene que resolver el conflicto estudiantil.
Marina González desde Santiago, Chile
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