Por: Camilo Espinoza.
El
pasado 28 de junio volvió a pasar: ciento cincuenta mil estudiantes
desbordaron la Alameda exigiendo el fin a la educación de mercado. No
obstante, mientras las asambleas de las facultades duermen y los
dirigentes universitarios se peinan para demostrar que los estudiantes
apostamos por la “alegre obediencia”, la mañana de ese día comenzaba con
cortes de ruta en distintos puntos de la capital sólo para anunciar lo
que se venía fraguando desde abajo: los secundarios llegaron para
quedarse.
16
de mayo del 2012. La segunda marcha en el año convocada por el CONFECH
tiene a un grupo de siete estudiantes secundarios atravesando la calle
Mc Iver. La consigna que portaban era elocuente: “Basta ya de conciliar,
es tiempo de luchar” y lo firmaba la Asamblea Coordinadora de
Estudiantes Secundarios (ACES). Detrás de ellos, centenares de
estudiantes volvían a repletar las calles.
Sin
embargo, ya ha pasado más de un mes desde esa convocatoria y Eloísa
González Domínguez (17), vocera de la ACES y quien no sólo estuvo en
medio de esos estudiantes portando aquel lienzo, sino también subió al
escenario a ser la voz de los pingüinos, sabe que a río revuelto la
ganancia es de los pescadores. “El año pasado nosotros llegamos a
movilizar cerca de un millón de personas y no se logró absolutamente
nada. Eso fue muy desgastante. Pero nosotros no damos por muerto este
primer semestre, sino que hablamos de un semestre que fue de
rearticulación, de recomponer fuerzas”, sentencia con firmeza.
Agrega
que se han abocado a una tarea más de discusión, organización y de
poder cohesionar un discurso. “A raíz de nuestra primera asamblea
nacional que nosotros tuvimos, hemos estado conformando organizaciones
en cada región y haciendo un catastro del estado en el que se encuentran
los liceos”.
-
Se habló mucho del 2011, de la rimbombante y bullada “Primavera de
Chile”. Luego se calificó el 2012 como el año de las propuestas lo que
se ha traducido en un año bastante quieto para los estudiantes. ¿Cómo
leen los secundarios esa situación?
Nosotros
creemos que el año pasado el discurso estaba clarito. Todos sabíamos
que se trataba de no al lucro y educación gratuita. Pero este año no se
sabe qué discurso adoptar. La misma estrategia no está teniendo sentido y
dejó de ser efectiva. No se sabe qué cosa es lo que hay que instalar.
Pero nosotros sí lo sabemos. Por lo menos a nivel secundario, hemos
tomado el primer semestre para definir nuestra táctica y estrategia,
para definir nuestro discurso articulador.
El
año pasado era la CONFECH el eje que articulaba todo, pero este año no
se compara con la del año pasado, está muy desgastada. Entonces,
nosotros creemos que debe haber un discurso articulador nuevamente, en
particular ya pensando en el segundo semestre. El llamado de los
secundarios es a desmunicipalizar. El 2011 nosotros pasamos a segundo
plano y este año, por la situación paupérrima en la que están los
colegios, creemos que el segundo semestre se van a dar chances para
iniciar una revuelta estudiantil secundaria.
LA SITUACIÓN DE LOS SECUNDARIOS
- Con respecto a la contingencia ¿Qué está discutiendo hoy día el movimiento secundario?
Nosotros
tuvimos hace un tiempo la segunda asamblea nacional, en Talca, el 9 de
junio, sobre qué posición tenemos nosotros por la situación de los
secundarios, sobretodo considerando que no se desprendió ningún
resultado, ningún fruto, no hubo ninguna demanda aprobada por parte del
ejecutivo. El balance fue que hemos estado muy desgastados y muy
debilitados, sobretodo porque expulsaron una cantidad tremenda de
estudiantes que finalmente ha sido reintegrada. Por lo tanto, creemos
que este período ha sido de reconstrucción.
Ahora
bien, nos dimos cuenta con las últimas tomas que se han realizado:
Liceo Miguel de Cervantes, el Liceo 4, Nuevo Amanecer de La Florida, el
Liceo de Parral y otros más, que se están movilizando porque ya no se
puede más. Así de simple. Hay varios liceos en esa situación crítica,
incluso liceos que puede que no se les esté cayendo la infraestructura
en sí, pero es mucha plata que va desde el Estado hacia los liceos, a
través de la subvención escolar preferencial y que no se sabe dónde
está…
- ¿La plata?
La
plata. No se sabe dónde se invirtió, en qué se invirtió, dónde está esa
plata. De hecho hace poco salió el examen de contraloría que hablaba de
alrededor de 2 mil 500 millones de pesos chilenos que no se sabe dónde
están. Y hasta hace poco se aprobó invertir más plata en la subvención
escolar preferencial.
Entonces,
tenemos los liceos para la cagá y la plata no está llegando. En base a
eso llamamos a la jornada nacional de reflexión el 20 para generar esta
oportunidad de discusión al interior de los liceos, para que los
chiquillos se movilicen y puedan plantear sus demandas internas y que se
vea cómo se relaciona la demanda interna con la demanda nacional que es
desmunicipalizar.
-
¿Es un problema la orgánica para los secundarios? Porque siempre se ha
fluctuado entre coordinadoras que se levantan para una determinada
coyuntura, pero que una vez acabada esta, se acaba la organización.
Ha
sido un logro que la ACES tenga casi tres años de existencia. Desde el
2010 que fue como la tercera refundación, porque ACES han existido
anteriormente. Pero ya lleva bastante tiempo existiendo y se ha logrado
mantener y verse como un referente al nivel de estudiantes secundarios.
Por eso mismo, no nos preocupa tanto, porque hasta ahora la coyuntura no
ha logrado comernos.
Ahora,
lo que sí nos preocupa es que se siga insistiendo en un modelo
federativo dentro de los estudiantes secundarios porque, hasta que no se
democraticen todos los espacios internos, hasta que efectivamente un
centro de estudiantes no signifique tener las mejores notas, no ser
proclive a las movilizaciones, ser designado a dedo. Mientras no deje de
existir eso es imposible, porque justamente el hecho de que los liceos
estén en esas condiciones y la represión sea tan alta hace imposible
conformar una federación. Nuestro interés de todas formas está puesto en
avanzar y no entramparnos en discusiones orgánicas.
-
Si tuviéramos que elegir dos problemas organizativos internos que sean
prioritarios para los secundarios ¿cuáles serían estos y cuáles sus
soluciones o qué proceso habría que empujar para combatirlos?
El
principal problema que tenemos es que justamente cuesta tanto
articularnos, porque no hay presupuesto y la infraestructura para poder
desarrollar una organización de estudiantes secundarios es muy mínima y
muy precaria considerando, por ejemplo, la capacidad y las condiciones
que tienen los estudiantes universitarios. Nosotros no tenemos
presupuesto para funcionar, todo lo tenemos que hacer mediante
autogestión.
De
una u otra forma, eso significa que todos los años hay que volver a
empezar a generar esa articulación. Muchas veces pareciera que es un
retroceso, pero se trata de volver a retomar fuerzas y seguir avanzando,
cosa que ha permitido al movimiento secundario instalar temas que son
muy de avanzada para un período. Nosotros el 2010 planteábamos la
educación gratuita, cuando aún se hablaba de arancel diferenciado. Este
año nosotros estamos hablando de una educación con control comunitario,
que la educación esté en manos de la comunidad, que no sea el Estado el
que tenga que decidir todo. Eso también es una temática de avanzada.
Ahora, claro que eso significa problemas en períodos, pero son problemas que permiten avanzar.
Otro
problema que yo veo a nivel de movimiento estudiantil es que sigue
habiendo un sector que está cometiendo errores estratégicos
fundamentales y que asimismo no logran abocarse en una instancia de
discusión política. Son sectores que son políticamente distintos a
nosotros, que son pro-concertación, del PRO o del PC. Ese problema
histórico se tiene que ir resolviendo mediante una coordinación básica.
Por ejemplo, ellos convocaron para el 20 de junio a marchar, 8 días
antes de la marcha general, lo cual es un error, porque significa un
desgaste innecesario de fuerzas.
-
¿Cómo se resuelve la disputa con la CONES? Porque estamos hablando de
dos referentes que dicen ser representativos del movimiento estudiantil y
que plantean cuestiones opuestas…
El
año pasado nosotros teníamos a Freddy Fuentes, que si bien no era
representativo del movimiento de los estudiantes secundarios, de hecho,
era muy rechazado a la interna, mediáticamente tuvo mucho impacto. Pero
esto porque fueron los mismos universitarios quienes lo levantaron.
Ahora, sinceramente, para resolver este conflicto se tiene que dar una
discusión política en conjunto. El tema es que tiene que haber
disposición de todas las partes para que se realice y hasta ahora no ha
habido para poder, por lo menos, coordinarse en términos básicos.
Tiene
que haber una discusión interna en términos políticos, no puede haber
una pelea para medir fuerzas dentro de una misma instancia, porque eso
termina debilitando. Eso no puede seguir pasando.
LA CRÍTICA A LA INSTITUCIONALIDAD
-
Hubo un recambio en el CONFECH, donde teníamos un 2011 con la hegemonía
del PC y sectores de la Concertación, sin embargo, ahora las
dirigencias las tienen otros grupos, como la UNE, se mantiene el NAU en
la Católica y en La Chile está Boric. Grupos que supuestamente estaban a
la izquierda del PC, pero que en la práctica no han logrado levantar
ninguna movilización contundente y hasta el discurso ha sido más
moderado ¿cómo leen los secundarios esa situación?
Lo
que hemos estado analizando es que este año hay una fecha importante
que se viene, en el sentido de coyuntura, que es el 28 de octubre. Ya
hay muchos sectores que han hecho una especie de retirada del movimiento
para enfocarse más en el tema electoral. Yo creo que esa es una de las
razones por las cuales ha costado avanzar en discurso. Levantar un
discurso en este período de volver a salir a las calles, de volver a
movilizarse, de volver a tomarse los colegios y las facultades, en algún
momento se va a topar con la fecha y muchas de las apuestas políticas
están pendientes del 28 y no del movimiento, lo cual es una debilidad.
-
Hay una crítica a la institucionalidad que quedó de manifiesto con el
ultimátum que hicieron ustedes para las municipales ¿Cuál es la crítica
de fondo a la institucionalidad en un momento donde hay varios
dirigentes nuestros que están buscando oxigenarla?
Con
respecto a los sectores que están apostando a lo electoral, nosotros
hacemos una crítica política sin meternos en el juego electoral, porque
creemos que ahí se comete el error, porque meterse en ese juego es
meterse en un terreno que no es tuyo. Nosotros hacemos la crítica de que
este año no es posible, no es factible y termina siendo sumamente
contraproducente para la organización entrar en el terreno de la
institucionalidad política, que es el terreno de los responsables de que
no se haya cumplido con ninguna demanda. Entrando allí, estás
legitimando ese terreno y los estás legitimando a ellos.
Eso,
para nosotros, termina siendo otra piedra en el zapato, otro elemento
que nos impide seguir avanzando. Significa también que el movimiento,
que hasta ahora se ha venido construyendo, pasa completamente a segundo
plano porque dejas de hacerte parte del movimiento como plataforma para
las demandas, sino ahora entras en una plataforma que no es tuya.
- Pero en general, ahí te responden estos mismos sectores con esto de la madurez, de pasar del movimiento social a lo político…
Es
que hay dos formas de abordar la política: la política institucional y
la política que hacemos nosotros, que es una política popular, mucho más
arraigada a los espacios de convergencia de la sociedad chilena. Son
espacios que, si no fuera por los distintos movimientos que han surgido,
no existirían. Porque no hay interés de la política institucional de
generar espacios de convergencia del pueblo.
Nosotros
decimos que no se trata de un proceso de maduración. Esa maduración
nosotros la veríamos si no sólo un sector de los estudiantes estuviera
pensando políticamente una alternativa política para el sistema, sino
también otros sectores de la sociedad más allá de los estudiantes,
sectores de trabajadores construyendo esa alternativa, los profesores
mediante una organización que realmente englobe a los profesores. Eso
sería para nosotros una madurez política del movimiento estudiantil y
del movimiento social en sí.
Pero
ese es el mismo discurso que tiene, por ejemplo, el Partido Igualdad,
“pasar del movimiento social al poder comunal”, lo que se traduce en
candidatos a alcaldes y concejales ¿Con qué ojos se mira esa opción?
Es
que nosotros lo vemos por las condiciones actuales. No creemos que
estén dadas las condiciones para dar una batalla institucional. Hasta
ahora lo que se ha ido demostrando es que, distintos referentes
políticos que han hablado de una batalla institucional, han terminado
cayendo, quizá no por voluntad propia, pero de todas formas han
terminado cayendo en el mismo juego y siendo cero aporte a la
construcción del movimiento.
También
hay que pensar que siempre cuando una institucionalidad se ve
desestabilizada, así también como la economía, se tiende a reacomodar
pero manteniendo el mismo contenido. No tenemos mucha confianza en el
camino institucional más bien por la historia que este ha demostrado.
¿Y cómo te imaginas tú un movimiento social en términos de disputa real fuera de lo institucional?
Si
uno se pone a analizar la historia de los movimientos sociales, siempre
han tenido siempre dos plataformas donde se han movido: la movilización
callejera y las distintas instancias de negociación.
El
año pasado, por ejemplo, se hablaba de no salir a la calle y reforzar
sólo la discusión política. Nosotros planteamos que no, que había que
salir a la calle y demostrar fuerza y gracias a eso el movimiento
estudiantil hoy es un referente dentro de la sociedad. La dinamiza.
Ahora, si tú me preguntas cómo avanzar para poder ejercer mayor control
sobre el ejecutivo, yo creo que en lugar de salirse de los parámetros
del movimiento, es mas bien, tratar de convocar a otros sectores y
buscar espacios de convergencia.
LA CONSTRUCCIÓN DE PUEBLO
¿Cuál es el rol de los secundarios en ese proceso de articulación?
En
Freirina, en Aysén y en otros focos alrededor de Chile que se han
movilizado por cosas básicas, de condiciones de vida, están empleando
los mismos mecanismos de lucha del movimiento estudiantil: los cortes de
calle, las tomas de recinto, etc. Pero una autocrítica que nosotros
hacemos es que, a pesar de eso, no hemos conseguido nada. Eso es verdad.
Ante
eso, debemos intentar construir, sin entrampar las demandas más
grandes, una especie de ganancias a la interna para no dejar que el
desgaste nos mate. Por ejemplo, el año pasado hubo liceos que sacaron
petitorios internos mientras se construía el petitorio nacional.
Terminaron las movilizaciones y quedaron, por lo menos, con mejorías de
la infraestructura. Eso demuestra que la movilización sí sirve. Que la
estamos construyendo.
Algunos
compañeros podemos entender que estamos en un proceso de acumulación de
fuerzas, pero la mayoría, el estudiante de base, necesita un cambio
concreto. Y nosotros también, para qué mentirnos, necesitamos los liceos
con mejor infraestructura porque tenemos que desarrollarnos en torno a
la educación.
Estamos
en un proceso que nos tiene que servir hacia el futuro. Estamos viendo
las dos cosas, haciendo el análisis de qué se nos viene más adelante,
porque si el 2011 no nos permitió ganancias en términos materiales, pero
sí en términos de fuerza y, por otra parte, también ha significado para
otros sectores de la sociedad la reapertura de la lucha callejera como
un método válido para conseguir nuestros objetivos. Se ha instalado que
si tú no sales a la calle a protestar, no peleas, no vas a conseguir
nada.
¿Cómo se desenvuelve la ACES para fortalecer la conciencia y la organización del estudiante de base?
Nosotros
creemos que no va a haber proceso victorioso si no demora lo que tenga
que demorar. Somos una asamblea de 50 liceos, donde efectivamente hay
dirigentes de esos liceos que podríamos decir están politizados, a
diferencia de sus pares. Entonces, tú tienes que ser capaz de llevar el
mismo nivel de discusión política desde la Asamblea hasta los liceos y
eso cuesta muchísimo. No es lo mismo discutir en un espacio donde todos
leen prensa y todos saben lo que es la subvención escolar preferencial a
uno donde no tienen idea.
Una
característica fundamental del movimiento secundario es que todos
estamos en el liceo constantemente. Viviendo exactamente las mismas
condiciones, compartiendo con los compañeros. La retroalimentación y el
trabajo en conjunto no son tan difíciles. Lo entendimos de la siguiente
forma: nos faltan sillas, nos faltan libros, los liceos están en pésimas
condiciones, nos hacen ensayar la PSU y el SIMCE, no entendemos para
qué y cada vez que reclamamos se nos amenaza con expulsarnos. Así vemos
que dentro de la misma realidad material cuál es el problema central. De
esa forma, las discusiones se van haciendo mucho más simples y no
tecnicistas en el sentido de hablar con palabras que los compañeros no
entiendan.
De
hecho, los dirigentes universitarios han presentado una serie de
propuesta con eso bien tecnicista a los parlamentarios, pero que no han
sido fructíferas en ningún sentido…
Nosotros
entendemos que cualquier construcción desde lo tecnicista, desde los
datos mismos, es válido dentro del mismo sistema. Cualquier propuesta
que se esté planteando cambiar algo profundo del sistema va a ser
inválido, porque no es compatible. La propuesta que nosotros tenemos, la
propuesta de la ACES, bajo las condiciones de este sistema, es
imposible. Porque no podemos aplicar un proyecto que plantea un cambio
sistémico en un mismo sistema.
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