miércoles, 16 de enero de 2013

Declaración de principios Consejo Nacional por un Nuevo Sindicalismo – CNNS

0 comentarios
 

Declaración de principios
Consejo Nacional por un Nuevo Sindicalismo – CNNS

Enero 2013

1. Chile vive un nuevo periodo de lucha social y política principalmente por la revitalización de un amplio movimiento estudiantil, la instalación de sentidas demandas ciudadanas, la irrupción de fuertes reivindicaciones regionales así como por la resistencia de la nación mapuche. En dicho contexto, la clase trabajadora sufre un retroceso estratégico producto de las condiciones estructurales que la atomizan y dispersan, así como por la clara obsecuencia de un conjunto de dirigentes con los propietarios del capital. Por ello, representantes de organizaciones sindicales de diferentes lugares del país, nos hemos reunido para sentar las bases de un nuevo sindicalismo, que supere las deficiencias y se incorpore a la lucha que las nuevas generaciones emprendieron en el 2011, lo que abre una ventana de esperanza a todas y todos quienes vivimos de un salario.

2. El nuevo sindicalismo constata que el capitalismo neoliberal, en franco retroceso en el mundo, todavía es en Chile el modelo dominante porque quienes sufrimos sus efectos no acumulamos la suficiente fuerza para vencerlo. El neoliberalismo caerá cuando lo derrotemos y un factor clave para su liquidación será el poderío que adquieran los trabajadores organizados, quienes deberán integrar un bloque junto a los movimientos sociales para lograr avances bajo el actual régimen, al mismo tiempo que genera condiciones para sustituir el capitalismo por un sistema donde impere la justicia social.

3. El nuevo sindicalismo surge desde las clases subalternas de la sociedad chilena las que a diario sufren la desigualdad, la exclusión y la explotación por parte de un bloque que domina sin contrapeso el Estado, la economía, la política y los medios de comunicación, entre otras cosas. El resto sobrevivimos ilusionados por el crédito y un sistema de bonos que equilibra los bajos salarios, pero disminuye la autonomía de nuestros ingresos, transformándonos en clientes perpetuos tanto del aparato estatal, los bancos y servicios privados como del gran comercio.

4. El nuevo sindicalismo comprueba que, para los dueños del capital, el trabajo es una mercancía con la que acumulan grandes ganancias, perdiendo su carácter creador de riquezas que permite a los hombres y mujeres satisfacer sus necesidades y alcanzar la felicidad. El capitalismo se impone ideológicamente e intenta transformarnos en sujetos ávidos de consumo y metas fáciles, incentivando un individualismo extremo alejado del bien colectivo. Asimismo, no trepida en destruir el medio ambiente poniendo en riesgo el futuro sustentable de las nuevas generaciones.

5. El nuevo sindicalismo reivindica y reconoce que cualquier transformación social que se pretenda deberá ser por medio de un profundo proceso de ruptura con el actual sistema. Ya desde 1990, muchos pensaron que el término de la dictadura inauguraría el fin del modelo neoliberal y que la naciente democracia traería una mayor participación y bienestar. Sin embargo, los cambios fueron acomodados para que una elite perteneciente tanto a la Derecha como a la Concertación y entremezclada por lazos familiares, negocios y otras complicidades, reemplazase a la cúpula militar acaparando el poder político, buscando amistosamente competir cada cierto tiempo sin amenazar sus respectivos intereses. La transición democrática derivó a un régimen excluyente que hoy con un alto nivel de abstención y baja participación pierde legitimidad y se debilita, no obstante, el bloque en el poder compuesto por empresarios, políticos, militares y cúpulas religiosas defiende denodadamente sus privilegios. Sólo la acción del movimiento popular que hoy se reconstruye podrá terminar con la actual situación.

6. El nuevo sindicalismo no concuerda con las leves reformas con que la elite pretende alejar el riesgo de crisis, buscando la gobernabilidad necesaria para que un pequeño grupo de empresarios siga enriqueciéndose. Algunos integrantes del movimiento popular, privilegiando intereses partidarios, se han incorporado a la alianza que entre 1990 y 2010 consolidó el neoliberalismo en Chile, prestándose para asegurar dicha gobernabilidad bajo lo que denominan un gobierno de nuevo tipo. Reiteramos que en las actuales condiciones no hay posibilidad de cambios intra régimen, sólo la ruptura democrática nos permitirá abrir el camino transformador que los movimientos sociales anhelan.

7. El nuevo sindicalismo apuesta decididamente por la construcción de una alternativa política que supere el capitalismo e instale un sistema socialista en cuyo camino la profundización de la democracia es un hito insoslayable. Debemos reemplazar la democracia de las elites por una que combine representación y formas directas de participación, con revocación de mandato y control popular, en el entendido que sólo un cambio radical del que emerja un régimen inclusivo, plurinacional e independiente de los centros hegemónicos mundiales, permitirá al pueblo avanzar tras sus objetivos de liberación. En tal sentido sólo el poder constituyente del pueblo puede oponerse al poder constituido de unos pocos que nos excluye y oprime.

8. El nuevo sindicalismo entiende que el desarrollo capitalista chileno ha variado la forma de producción y organización del trabajo, en el marco de una estructura productiva heterogénea y extractivista, con nuestros recursos naturales en manos de transnacionales extranjeras, alejando cualquier iniciativa industrializadora. Ello condiciona la estructura del actual sindicalismo que, nostálgico del antiguo estado de bienestar y con grandes desviaciones burocráticas, debe ser reemplazado urgentemente. El movimiento sindical tiene que renovarse para incluir orgánicamente a los diversos tipos de trabajadores que en Chile integran la fuerza de trabajo, tanto el personal de planta como los precarizados y desde la gran y moderna industria hasta los trabajadores de las Pymes.

9. Este nuevo sindicalismo apuesta por formas orgánicas flexibles, territoriales, ágiles, de comunicaciones instantáneas y aptas para la lucha de ruptura, las cuales deben ser desarrolladas con compromiso y participación. Asimismo, los sindicatos deben dejar de ser correas transmisoras de los partidos y desarrollar su propia forma de hacer política, con independencia respecto al Estado, partidos políticos, instituciones, renovándola en el sentido de construir junto a todo el pueblo trabajador, un nuevo concepto de acción política y de lucha sindical, unitaria y con consulta a las bases, respetuosa de los acuerdos de mayoría, solidaria y de apoyo mutuo. Que establezca en el conocimiento una de sus fortalezas y priorice la educación de sus bases, uno de los elementos que nos permitirá elevar nuestra conciencia como clase social. A su vez, debe procurarse como aspecto fundamental de un nuevo tipo de acción sindical, la probidad en el manejo de recursos así como la transparencia en la gestión de las organizaciones. No queremos más a dirigentes que viven a costa de las organizaciones sindicales, ni tampoco a quienes por una parte hablan de lucha pero que en la práctica desarrollan una política servil a las empresas dando la espalda a los trabajadores.

10. Finalmente, el nuevo sindicalismo recoge como continuidad, bajo las nuevas formas de dominación capitalista, el legado del movimiento que hace más de un siglo constituyeron los trabajadores de las mancomunales y las sociedades de resistencia. En su heroico y cotidiano batallar, la claridad de sus postulados y el épico sacrifico para construir y defender los intereses del pueblo, nos inspiramos para proseguir la lucha que, estamos seguros, nos permitirá alcanzar el principal objetivo: que todos los seres humanos puedan vivir sin exclusiones en una sociedad que garantice nuestra libertad, dignidad y bienestar, poniendo fin a este sistema inhumano y explotador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario