Red Construyamos, ante la tragedia campesina y forestal que afecta a nuestra región, declara que:
- Nos sumamos a la solidaridad social porque la consideramos de la mayor necesidad e importancia, dada la vulnerabilidad y el desamparo en que se encuentra nuestro pueblo y nuestro medio ambiente, tanto ante los poderes económicos, causantes reales de estas desgracias, como ante el propio Estado.
- Las causas principales de este estado de desprotección social, humana y ambiental, son básicamente dos. Por una parte, el tipo de desarrollo económico del campo chileno y, por otra parte, la organización de un Estado diseñado de acuerdo con este sistema económico, un Estado organizado para no funcionar. El Estado y su política de seguridad son contradictorios con la real seguridad y bienestar de la población, como sucede con el campesinado, víctima de la sobre explotación del suelo. Pero el Estado no ha desarrollado la seguridad para prevenir catástrofes. Al igual que con el terremoto del 27 de febrero, en vez de corregir sus fallas, el Estado utiliza la circunstancias de catástrofe para justificar el aumento de la represión, por ejemplo con el abuso de la legalidad, y traspasa recursos estatales a empresas privadas, que aumentan sus ganancias pero que no tienen como objetivo beneficiar ni proteger a los chilenos. La prueba de ello está en la relación que ha creado con la empresa privada extranjera FEMA, cuestionada en su país de origen, EEUU. El gobierno, coherente con lo anterior, crea un manto de silencio acerca de esta problemática y realiza acciones mediáticas para apaciguar los ánimos o confundir a la población.
- El sistema económico se sustenta en la máxima acumulación de capitales y lo hace apropiándose de todo lo que pueda generar ganancias, tanto en la tierra como en el mar y el subsuelo. Esto ha llevado en el campo a la formación de un minifundio pobre cuyo campesinado esta cada vez en peores condiciones productivas, mientras, por otro lado, se ha desarrollado una propiedad generalizada de la tierra por parte de las grandes forestales, las que han impuesto a la naturaleza el monocultivo, dañando la tierra y secando el suelo, creando en ella condiciones de alto riesgo para la propagación de incendios, y a la vez impidiendo al campesino contar con los arroyos y las napas de agua que alimenten los regadíos de su propia producción. Además, a diferencia del campesino, las grandes empresas nacionales y transnacionales están cubiertas por seguros. Finalmente, esta tragedia no sólo amenaza con el desempleo a más de 1300 obreros de la celulosa, sino que también amenaza con la expulsión de las familias campesinas y con su mayor empobrecimiento.
RED CONSTRUYAMOS
Concepción, 7 de enero de 2012
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