domingo, 15 de mayo de 2011

El fantasma del desempleo se instaló en Chillán.

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Las cifras son categóricas y negras: 12,3% de desocupación en la ciudad, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en el trimestre móvil  Enero-Marzo de 2011. 

Antes que todo, se necesita aclarar un punto: La cesantía es estructural en el modo de producción actual, es decir, capitalista. La fuerza de trabajo, como toda mercancía, está sujeta a todas las variaciones de los precios en el mercado, ergo, el capitalista (empresario, patrón, “emprendedor”, etc.), como dueño del medio de producción, y con el interés permanente de obtener ganancias, aprovecha el que existan tasas elevadas de cesantía, esto, por el principio simple de la oferta y demanda, entre más fuerza laboral disponible (mayor oferta), menor costo para él al comprarla (más bajos los sueldos). La noticia entonces, es mala para las familias trabajadoras, pero la patronal causante de esto, pensará solo en mejores ganancias.[1]

Llama la atención la cifra en este periodo. Esto, porque las tasas de desempleo en el trimestre señalado por lo general bajaban, debido a la apertura de fuentes de trabajo en el sector agrícola, sobre todo, para los temporeros. Cuestión que este año cambió, al preferir los trabajadores de la ciudad buscar otro tipo de trabajo, menos precario y mejor remunerado, en comparación a los de miseria ofrecidos por estas empresas. Así se explicaría porqué en el sector agrícola hay una importante merma de empleo en la región. Lo mismo sucede en los sectores de la construcción y transportes y telecomunicaciones. A nuestro entender, no se trata de que no se quiera trabajar, muy por el contrario, lo que buscan los chillanejos son empleos dignos, que den lo suficiente para mantener de buena manera a una familia. Por ello, la migración hacia otros sectores productivos no es rara (especialmente comercio).

El nuevo Intendente de la región, señala que el alza del desempleo se debería a la migración de población desde zonas mayormente afectadas por el terremoto a la ciudad. Calculándola en 10 mil personas aproximadamente[2]. Creemos que este análisis es superficial, y que la problemática, como se expresó, es mucho más profunda. Es del caso mencionar que estas cifras antes del terremoto ya se habían dado, incluso mayores.[3]

Frente a este escenario, las autoridades gritan a los 4 vientos que tomarán las medidas necesarias para superar esta situación; se han reunido con los supuestos representantes de los trabajadores (CUT) y representantes del ministerio del trabajo y previsión[4]… ¿soluciones?, ¿líneas de trabajo?... las de siempre: formar mesas de trabajo para discutir, con ricas galletas y café, cómo enfrentar este grave problema, es decir, con suerte tendremos nuevamente los empleos de emergencia por un par de semanas para que las estadísticas bajen, sin generar empleo permanente y digno.

¿Qué nos queda como trabajadores? La pregunta viene haciéndose desde hace mucho, y es que sabemos que el desempleo no se combate con meras declaraciones… la solución, por ende, no vendrá de quienes se benefician con el actual estado de las cosas, somos nosotros, los trabajadores y trabajadoras los que debemos empezar a discutir como enfrentar la cesantía. Algunas maneras de empezar este camino, será fortaleciendo nuestras organizaciones, reinventando nuestros sindicatos, de manera que estos sean de verdad la herramienta de lucha de las bases, cambiando a los dirigentes vendidos que no dudan en traicionar a sus compañeros de trabajo por prebendas de la empresa. También generar espacios de encuentros, para compartir nuestras experiencias de organización y lucha, sin esperar que la solución venga de arriba, de ellos nada podemos esperar. A fin de cuentas, es la creatividad de los asalariados la que irá dando, poco a poco, la dirección a seguir para fortalecerse y detener definitivamente el flagelo del desempleo. 

Imagen: "Desocupados" de Ricardo Carpani




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