miércoles, 22 de febrero de 2012

Sobre las protestas en Regiones

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Los últimos meses en Chile han venido dando cuenta de un cierto estancamiento en el desarrollo impune del Capital en su fase Neoliberal. Más de 3 décadas, partiendo por su imposición a sangre y fuego, y luego por su perfeccionamiento por parte de la representación política del empresariado (Concertación-Alianza), vienen a dar como resultado protestas masivas de sectores del Pueblo que justamente no se ven beneficiados por el modelo, y que constituyen la mayoría aplastante del país.

Sin duda, la de mayor importancia a la fecha viene a ser la masiva movilización estudiantil del año pasado, que después de largos años de sopor popular, genera los primeros atisbos de generación de un movimiento popular estudiantil, tarea pendiente, que los compañeros y compañeras estudiantes deben proyectar en la construcción de organización. Además, en este contexto, aparece como un actor relevante la izquierda con pretensiones revolucionarias, la más golpeada por la derrota del movimiento popular chileno, que si logra mover bien sus piezas puede levantarse como alternativa al modelo actual de opresión y explotación.






Los últimos meses en Chile han venido dando cuenta de un cierto estancamiento en el desarrollo impune del Capital en su fase Neoliberal. Más de 3 décadas, partiendo por su imposición a sangre y fuego, y luego por su perfeccionamiento por parte de la representación política del empresariado (Concertación-Alianza), vienen a dar como resultado protestas masivas de sectores del Pueblo que justamente no se ven beneficiados por el modelo, y que constituyen la mayoría aplastante del país.

Sin duda, la de mayor importancia a la fecha viene a ser la masiva movilización estudiantil del año pasado, que después de largos años de sopor popular, genera los primeros atisbos de generación de un movimiento popular estudiantil, tarea pendiente, que los compañeros y compañeras estudiantes deben proyectar en la construcción de organización. Además, en este contexto, aparece como un actor relevante la izquierda con pretensiones revolucionarias, la más golpeada por la derrota del movimiento popular chileno, que si logra mover bien sus piezas puede levantarse como alternativa al modelo actual de opresión y explotación.

Las protestas a nivel nacional han demostrado entonces, que el Pueblo chileno ha sido capaz de levantar ciertas demandas y de movilizarse en pos de ellas. La mencionada movilización estudiantil, es un ejemplo de ello, pero además encontramos fuertes movilizaciones contra proyectos devastadores del ambiente, la de ciertas franjas de trabajadores, como los portuarios que vienen a plantearse como Organización Nacional, y también aquellas circunscritas a un territorio determinado de división administrativa del Estado. A estas últimas nos referiremos en adelante, con el fin de caracterizarlas y ver qué posibilidades existen de construcción popular.

Tres son las protestas regionales que han marcado presencia en este último tiempo: El Puntarenazo, que englobó toda la Región de Magallanes; la de Calama, y actualmente la de Región de Aysén. Estos tres conflictos presentan ciertas particularidades, dentro de las cuales se pueden señalar a lo menos:

1.- La lejanía del poder central. Geográficamente se trata de Regiones extremas, las cuales por ese mismo hecho, sufren de un alto costo de vida; por ello las demandas que han puesto en el tapete son justamente para revertir esa realidad, exigiendo mayores recursos económicos y/o la rebaja de ciertas mercancías.

2.- Todas ellas sufren expoliación de sus recursos naturales. Ejemplo de esto es Calama, que al ser centro minero de gran relevancia para el país (acarrea la contaminación producto de esta actividad productiva, que se realiza peligrando con ello el suministro de agua potable), y las regiones sureñas, que poco a poco se ven inmersas en una gran cantidad de proyectos de generación de energía con un gran impacto medioambiental.

3.- En los tres casos, las manifestaciones aglomeran distintos sectores, incluso se podría hablar de un “apoyo transversal” a ellas. Desde gremios comerciales a sectores de trabajadores precarizados o artesanales.

4.- El uso de la violencia como autodefensa se presenta cada vez con mayor fuerza y claridad por parte de los sectores populares, pero siempre de manera básica comparada con el tipo de fuerza, violencia y represión que utilizan los organismos estatales de “orden publico” en el país.

5.- En todos los casos, la respuesta del Estado ha sido la violencia policial represiva, sin ser capaz de solucionar la problemática sustancial, cediendo solo en algunos beneficios económicos, pero sin apagar el fuego a la olla de presión.

¿Podemos hablar de movilizaciones clasistas?, ¿o solo de movilizaciones ciudadanas?, esto último, en el sentido de aglomerar distintos sectores sociales sin un fin conscientemente clasista, sino planteando demandas dentro del actual modelo de dominación burguesa. Apostamos por la segunda alternativa, sin embargo, eso no significa que potencialmente existan posibilidades de construcción popular, tanto de lucha como de organización.

El centralismo del Estado burgués chileno, genera la concentración y desconocimiento de las realidades del resto del país. Conflicto –centralismo v/s descentralización administrativa- por lo demás histórico, resuelto por primera vez, con el llamado “Estado Portaliano” al vencerse el bando federalista, y que de vez en cuando resurge como protesta exigiendo mayor autonomía regional. Por ello, en el caso de estas últimas protestas, se trata de una vieja demanda que desea rearmar la organización estatal (mayor autonomía regional, que implique mayores recursos), pero que no cuestiona el carácter clasista de este.

¿Entonces qué se puede esperar? El deseo de autonomía demostrado como eje esencial de las protestas regionales, es revelador en el sentido de crear posibilidades de organización independiente, claro está, respecto a la institucionalidad burguesa; el avance en ese sentido dependerá de las organizaciones de trabajadores y pueblo en general que empiecen a construir demandas propias, más allá de las que en lo inmediato, necesariamente deben ser resueltas (de la lucha económica a la lucha política propiamente tal, si es que se puede diferenciar entre economía y política). Para ello, las organizaciones con consciencia de clase, deben continuar proyectándose con un carácter nacional, fomentando concretamente la unidad del Pueblo y proponiendo salidas a este tipo de problemáticas. La agitación, propaganda y formación, son fundamentales para tal efecto, de manera de ir construyendo e instalando un discurso codo a codo con el Pueblo en lucha.

Nos encontramos, en el umbral de un nuevo periodo de la lucha de clases en Chile, en términos políticos el Pueblo ya inició un nuevo andar, el cual debe dotarse conscientemente de objetivos a favor de la mayoría oprimida y explotada, para que sea justamente éste quien determine su forma de organizar la vida. Las protestas en regiones, en este contexto, permiten tener esperanzas fundadas de que hay una semilla de rebelión al actual estado de cosas. Como siempre la última palabra la tendrán los trabajadores y el pueblo en general.








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