Han pasado más de 20 años desde aquel fatídico 5 de octubre de 1988 en que el Gigante Popular entró en un trance que lo adormecería durante mucho tiempo. Letargo, acomodo, cabezas gachas, obnubilación. Con sus brazos caídos el Gigante Popular se entregó confiado a los brazos de los que, laureados a punta de falsas promesas y esperanzas se dedicaron con ahínco a administrar la obra de la dictadura cívico-militar, que otrora con sangre y después legalidad mediante; se abocó a la macabra tarea de quitarnos nuestros sueños, nuestros derechos, nuestra dignidad y el inalienable derecho a determinar nuestro futuro a conciencia y en libertad a condición de que el hombre no explote al hombre.
Han pasado más de 20 años y para los más viejos pareciera que sólo ayer fuera 11 de mayo de 1983, cuando trabajadores, pobladores y estudiantes dijeron basta y tomaron la rueda de la historia en sus manos para continuar la obra inconclusa de Allende, Miguel, Luis Emilio y Lautaro. Perdieron-perdimos amargamente. Pero nos habíamos vuelto a encontrar. Muchos tiñeron con sangre dichos capítulos de la historia. Varios dieron media vuelta y la espalda. Otros “se fueron para la casa”. Pero quedaron ellos; los porfiados, los incansables, los Militantes del Pueblo que siguieron luchando y construyendo las bases de una sociedad más justa pese a la derrota. Analizando las circunstancias, contrastando posiciones, haciendo la necesaria autocrítica y sobre todo retroalimentándose en los saberes del Pueblo (¿Quién más sabio que el mismo Pueblo para construirse a sí mismo?) hubo quienes siguieron en la senda de rehacer lo desecho, de levantar lo caído, de empezar de cero y volver a echar a andar para construir el Socialismo. Sí, el socialismo. Sin miedos, sin reproches, sin vanguardismos vanidosos ni ansias de conducir, puesto que no había nada que dirigir: el tejido social estaba fragmentado, profundamente desconstituido, dolorosamente traumado, abrumadoramente exhausto, teóricamente desarmado y errantemente sin horizontes. Había un mundo entero por ganar y nada que perder excepto las cadenas y nos legaron esa visión de constructores, forjadores del amanecer del Pueblo. Al parecer tenían razón, porque ellos que hoy somos nosotros, y nosotros que en parte somos ellos, hoy 26 de junio de 2013 hemos vuelto a encontrarnos. Son otros los tiempos, otras las circunstancias y otras las caras pero el romanticismo, las convicciones y las luchas siguen siendo casi invariablemente las mismas.
Han pasado más de 20 años, pero aunque tengamos que esperar otros 20 más, podemos decir con algarabía y alegría, fraterna algarabía y alegría que nos hemos vuelto a encontrar. Como metafórica antinomia de los tiempos que vienen, la Construcción Multisectorial de los sectores del Pueblo Organizado es hoy uno de los primeros brotes primaverales, en pleno Invierno Rebelde, de los que luchan. Un brote que es a la vez fruto de la voluntad de lucha y conciencia de los que construyen y son Pueblo, en los cada vez más vastos sectores que hartos de tanta injusticia, negación de derechos y explotación han salido a las calles y sentando los cimientos de un mundo nuevo que puja por nacer, han decidido soberanamente que el actual estado de las cosas no puede seguir y que a los que oprimen debe llegarles la hora en que paguen sus crímenes, sus fechorías, su violencia y su indiferencia. Trabajadores portuarios, mineros del cobre, secundarios, universitarios, mesas de la salud, organizaciones sociales, territoriales, ambientales; gremios docentes y de varios otros rubros salimos a las calles, a gritar nuestras consignas, a decirnos mutuamente que estamos vivos, a parar la producción y golpear a los poderosos donde les duele; pero sobre todo a darle aliento al Gigante Popular que ya despertó.
Este Paro Multisectorial es un acto de combate contra los enemigos del Pueblo, un acto de demostración de fuerzas, un acto de rebeldía multisectorial; sí, multisectorial, concepto vital de que se ha dotado esta jornada y se hace cada vez más frecuente en el campo popular como táctica de construcción política y emancipación. Es así que la multisectorialidad debe ser un objetivo fundamental no sólo en el sector estudiantil sino también en cada una de las tareas revolucionarias. No pueden hacer los estudiantes por sí solos lo que debe hacer el Pueblo en su conjunto.
El camino no es llano, es arduo y duro, pero como bien nos dicen los compañeros portuarios con ese saber popular que sólo dan los años y la lucha, la cosa es no estar solos. Que mirarnos a los ojos, acompañarnos en nuestros sufrimientos y sobre todo luchar por la Sociedad Nueva se haga costumbre, especialmente luchar por esa Sociedad Nueva infinitamente más próspera y digna, quizá llena de nuevos errores pero nuestra al fin y al cabo. Por una Educación Gratuita, Democrática, al servicio del Pueblo y bajo Control Comunitario; por una Nueva Salud Pública Comunitaria, Gratuita, Oportuna, Digna y de Calidad; por la recuperación del cobre para los chilenos; por el fin de las AFP y un Sistema Tripartito de Reparto Solidario que otorgue una Pensión Digna
¡NUNCA MÁS SOLOS! DE CORDILLERA A MAR A CREAR PODER POPULAR
Trabajadores del campo y la ciudad, pobladores, estudiantes, mapuche… UNÍOS!